En la primavera de 2019, la zona Euro será escenario del encuentro más significativo desde la composición de la Unión Europea en 27 miembros ( sin Inglaterra ), las derechas tradicionales  y las derechas neo-fascistas se inician a preparar desde ya, para impulsar sus planes reformistas en las estructuras del gobierno trasnacional que representa la UE con sus tres organismos ( Comisión Europea, Parlamento Europeo y la banca central Europea ).
Entre las reformas que el bloque de las derechas quieren impulsar en los organismos de decisión en Bruselas están: Cierre de las fronteras para las poblaciones migrantes con peticiones de asilo político, distribución en toda la zona Euro de los migrantes en la zona schengel, restricciones a los grupos étnicos residentes y con permisos de estadía, menos derechos a los migrantes legalmente inscritos en los registros de migración,  etc.
De la otra parte del renglón político se encuentran las izquierdas progresistas que también desean reformar las bases económicas y políticas sobre las que descansan las estructuras gobernativas de la Unión Europea, para intentar reenrumbar la visión y misión del gobierno transnacional de Brusela, las izquierdas y centros izquierdas liberales y socialdemócratas, intentan poner en pié un bloque electoral llamado » lista unitaria europea»,  en el cual, los partidos y coaliciones renunciaran a sus logos para construir un frente común.
El tercer bloque que se  prepara a los desafíos eleccionarios del 2019, están, los partidos de derechas tradicionales y centros izquierdas creadores de ésta Unión Europea infuncional, o mejor dicho, excelente para los banqueros, multinacionales y empresas que descolocan sus estructuras de producción industrial, transfiriéndolas a los nuevos miembros de la UE en la Europa del est, estos grupos de poder, se oponen a todo tipo de cambio, y de realizarlos, sería para afianzar una vez más la hegemonía que ejercen Alemania y Francia sobre sus partners.
De seguir la tendencia demagógica de las derechas neo-fascistas, el próximo verano Europeo podría llegar cargado de sorpresas y la profundización de la crisis sistémica de la Unión Europea rumbo al inevitable desplome y disgregación, acarreando con sigo, recesiones y devaluaciones sin precedentes en la historia moderna.
Por otro lado, las poblaciones que habitan ésta parte del viejo continente, están entrando a una fase de desesperación política, momento de debilidad que están sabiendo utilizar los movimientos neo-fascistas y neo-racistas para seguir exacerbando el tema migratorio por medio del terrorismo mediático y logran más consenso electoral.
En cambio, el bloque electoral ‘ lista unitaria Europea’, en la que intentan convivir pedazos de izquierdas provenientes de los viejos partidos comunistas Estalinistas, socialdemócratas y socialcristianos avanzados, no logran concretizar un programa político alternativo al modelo decadente de Unión Europea; si bien es cierto que el espíritu con el que fue creado el experimento de la zona Euro ha fracasado, también es cierto que las sociedades europeas han colapsado, el derrumbe de la Unión Europea es inminente, indiferentemente quien gane las votaciones en la primavera d 2019, las sociedades europeas han agotado su capacidad de pensar, de crear arte crítico, cultura y nuevos paradigmas.

Estos argumentos no están en las mesas de discusión, la tendencia es buscar victorias electorales, cuando se llega al poder, inicia todo de nuevo, con el riesgo de repetir, la retórica y errores de Syriza en Grecia, golpear con fuerza la mesa de Bruselas, para garantizar más préstamos a cambio de entregar soberanía, que al final, esa palabra, solo está quedando escrita en las constituciones políticas de los 27 países que actualmente forman parte de la Unión Europea, las decisiones en materia económica no las toma cada gobierno, esa es, una de las cosas a discutir, la capacidad de cada país miembro en poseer su propia economía política.

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