LA CUARTA ES LA VENCIDA

 Por: Alejandro Guevara

( Analista en políticas públicas )

 

No existe una opinión común sobre el origen de la frase –“Ad triarios ventum est”  (la tercera es la vencida) aunque es muy claro su significado: indica que a la tercera tentativa se consigue el fin deseado.

López Obrador es una muestra fehaciente de lo certero de esta expresión; aunque la excepción a la regla la dicto Lula da Silva ganando su primer mandato como presidente en su cuarto intento.

Así es nuestra Latinoamérica, siempre contradictoria, mágica e impredecible. Muy probablemente porque nuestra cultura popular continúa utilizando frases en latín como referencia, en demerito del náhuatl, el quechua u otro idioma nativo que refleje nuestra idiosincrasia y sabiduría.

De igual manera continuamos haciendo política con viejos moldes y prácticas, en un mundo cada más complejo y en el que fenómenos como la globalización, el libre mercado, la homogenización de la cultura, el cambio climático y las redes virtuales no conocen de fronteras o de gobierno.

 Los resultados de las recientes elecciones presidenciales en El Salvador son un claro reflejo de la evolución política que atraviesa nuestro continente. Parece ser que el sistema de partidos y el bipartidismo se quedaron “chiquitos” y que ya no bastan solo las banderas y las ideologías para ganar cargos públicos.

En esta nueva fase, a los políticos que piensan que la excepción hace  la regla; les es útil recordar ciertos dogmas y creencias como el sacramento de la penitencia o de la reconciliación. Que hace referencia al examen de conciencia, el acto de contrición, la absolución y la enmienda de sus errores o pecados.

Dicho esto, comencemos por un punto de vista general: los partidos tradicionales, en El Salvador como en muchos países; luchan por recuperar la confianza de los ciudadanos que están cada vez más alejados de la política.

Los partidos tradicionales cada vez pierden peso en la sociedad y se perciben como distantes e incapaces de resolver los problemas sociales. A sabiendas que la solución es, proporcionar incentivos a los ciudadanos a través de mecanismos inclusivos capaces de darles voz, sobre todo en la definición de agendas políticas y en la selección de candidatos a cargos públicos.

De igual manera, la similitud de propuestas a nivel de políticas económicas, sociales y la ausencia o marginalización de la problemática ambiental y de modelos alternativos de desarrollo; son pecados mortales de no fácil absolución; por parte de un electorado cada vez más crítico y menos dogmático.

A nivel estratégico, los partidos tradiciones, en lugar de internalizar los desafíos, los evaden bajo la simplificación ideológica de los partidos de derecha e izquierda y no se perciben cambios estratégicos. Solo mutaciones organizativas sujetas a las dinámicas temporales y de intereses gremiales o personales.

En síntesis, los partidos tradicionales aún no han logrado responder adecuadamente a los desafíos que vienen del ambiente externo; lo cual se vuelve un caldo de cultivo para nuevas iniciativas y modelos que aprovechan el vacío de poder que estos están dejando.

Evidentemente,  nuestras democracias están cambiando velozmente en declino de los partidos y especialmente en su forma de hacer política.

Esto quedó evidenciado en El Salvador en donde un nuevo modelo de hacer política derrotó categóricamente no solo al partido en el poder y la alianza gremial, empresarial y mediática de derecha. Sino también las viejas prácticas de intercambio de votos, campañas sucias y la masificación de  la propaganda electoral a través de los medios de comunicación habituales. En los que abundaron gurús de la política, psiquiatras, predicadores, troles, blogueros que uniformizaron sus argumentos, pero se olvidaron de las tendencias de las encuestas y de la ética profesional.

Hoy en día, las formas de democracia, como las hemos conocido, están sujetas a procesos de profunda redefinición bajo la presión de los cambios que se registran en la política internacional, en la economía, en la sociedad, en el desarrollo y el impacto de las tecnologías a nivel global.

A nivel interno el proceso electoral salvadoreño fue marcado por la frase “devuelvan lo robado”  cuyo significado fue más allá de la restitución de los fondos públicos sustraídos ilícitamente. La frase hacía también referencia a los ideales de izquierda olvidados, la igualdad de la justicia, la solidaridad y la esperanza traicionada. La marcada abstención del voto duro de izquierda fue un reflejo de esta realidad.

En este contexto cabe preguntarse; si la cuarta, la tercera o la segunda “serán la vencida” sin tener que pasar, por un proceso de innovación política. Afortunadamente para aquellos que si lo creen,  siempre existirán el sacramento de la reconciliación y las plegarias como alternativas.

 

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