El 15 de septiembre es para nosotros los salvadoreños una fecha histórica, en 1821 obtuvimos la independencia de la corona española, después de más de tres siglos llevando el yugo imperial en el que los indígenas fueron sometidos a la esclavitud y a la miseria al ser despojados de la madre tierra y tratados como personas de segundo nivel, gente de clase B en su propia tierra.

Personalmente creo que todo aquel que se considere un verdadero patriota y una persona honesta tiene un compromiso con la transparencia, con la libertad de pensamiento y de expresión, así como también con el respeto por quien piensa en modo diferente y en este día me siento llamado a hablar acerca de nuestra historia. George Orwel escribió una famosa frase » quien controla el pasado controla el futuro, quien controla el presente controla el pasado», dicho en palabras prácticas podemos decir que los gobiernos autoritarios que nos han precedido nos han enseñado la historia a su propia conveniencia. Es cierto que nos independizamos de la España, pero el pueblo salvadoreño siguió padeciendo la opresión de parte de la oligarquía de los burócratas y terratenientes que con gobiernos militares totalitarios continuaron martillado los indígenas sumergiéndolos  cada vez más en la miseria económica, social y cultural, sin dedicarse nunca a la noble función de la política que tiene el compromiso de velar por la sana conducción de los pueblos, proveyendo al desarrollo y bienestar colectivo de los ciudadanos.

Muchos de nosotros somos testigos que hasta cuando se firmaron los acuerdos de paz en 1992, en El Salvador no existía lo que llamamos libertad de pensamiento y de expresión, y eran los gobiernos quienes decidían lo que debíamos pensar, hacer y decir.

Ahora vivimos en una democracia que aunque si es muy frágil nos da el privilegio de pensar, de expresarnos, y como ciudadanos de esta época moderna tenemos el derecho y el deber de revisar nuestra historia,estudiarla y analizarla, creo que es una deuda que tenemos ante la memoria y la dignidad de las millares de víctimas de nuestra historia.

Independencia es sinónimo de libertad, de autonomía, de soberanía nacional, pero nosotros no somos libres de transitar ni en nuestro propio país sin el riesgo de perder la vida, y en el extranjero nos llaman clandestinos, transgresores de las leyes migratorias y tampoco tenemos autonomía visto que dependemos de las remesas familiares ni tenemos ya nuestra propia moneda como símbolo de soberanía, y son otras naciones a quienes somos deudores las que deciden por nosotros en el rumbo del país, gracias a nuestros políticos vende patria, a quienes nunca les ha importado la suerte del pueblo.

Hermanos, celebremos con gusto estas fiestas, porque necesitábamos liberarnos de la corona española, pero no olvidemos que nuestra verdadera independencia hasta hoy todavía no la hemos obtenido y necesitamos despertar como pueblo para trascender a una nueva realidad en la que la política sea vista como un deber social y no como un negocio de gente sin escrúpulos ni dignidad que pretenden comprar votos con camisetas, unas cuantas libras de fertilizantes o un par de láminas para añadir al techo. Sepamos elegir a quien nos gobierna, la gente honesta promete poco y trabaja mucho, no pide favores en cambio de favores, ni regala caramelos en cambio de sonrisas.

Asumamos todos el compromiso de luchar por una verdadera independencia y como diáspora salvadoreña podemos iniciar exigiendo nuestro derecho al voto, necesitamos y tenemos el derecho y el deber de tomar parte en una verdadera independencia social, la del pueblo y no solo de la clase dominante.

ALEJANDRO LÓPEZ.

Colaborador del Heraldo SV Digital

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *