Mucha gente sostiene que no hay nada que celebrar en estas fechas de septiembre cuando, en México y Centroamérica, específicamente, conmemoramos la firma del acta que nos dice que salimos del yugo español, y es que, no es para menos. Dado que, en las imágenes que se nos presentan, no hay ni nativos, ni mestizos, ni ladinos, ni negros.
Pero, veamos desde otra perspectiva la historia. Bien dicen que quien escribe los relatos son los vencedores. Y, lo que nos cuentan a este respecto, es que la independencia fue dada por los criollos. Realmente, hay mucha tela que cortar a este respecto.
Unos mencionan que solo es la independencia de los criollos. En cierta medida, así es, pero vamos a ver otros detalles. Leyendo una copia del acta de independencia, menciona, efectivamente, lo que llamaríamos, las minorías – aunque, siendo los nativos, ladinos y mestizos la gran mayoría, fueron tomados en cuenta para las decisiones posteriores para la validación de la independencia. Entre ellos podemos mencionar a Atanacio Tzul, cacique quiché que estuvo de acuerdo en la firma o Anastasio Aquino quien once años más tarde, lideraría la revuelta indígena en el pulgarcito de Centroamérica.
En El Salvador se dieron la mayoría de las revueltas para liberarse del yugo, y todo esto empezó diez años atrás. El primer grito de independencia, noviembre de 1811, segundo grito en 1814, otras batallas y reclamos en los años subsiguientes. Hasta que, por presión de las autoridades y de Agustín Iturbide, el autoproclamado emperador de México quien quería anexar a Centroamérica al imperio.
Veamos qué causó la firma del acta de independencia. En estas épocas circulaba por Europa las ideas de la Ilustración cuyos representantes como Voltaire, Montesquieu, y Rousseau afectaron en gran medida al pensamiento Latinoamericano. Por un lado, abrazaron estas ideas los miembros de los grupos masónicos. Tomando en cuenta su origen histórico, los masones tienen su raíz en los sacerdotes templarios o la orden del temple. Esta orden también era filosófica.
Los gobernantes y diputados que pidieron reunir, son de todos los estratos dentro de las cinco provincias unidas de Centroamérica, leyendo uno de los artículos del acta. Cuando hago la pregunta ¿Realmente somos independientes? Deberíamos preguntarnos ¿De quién? En 1821 se firmó el acta de independencia en contra del imperio español. Han pasado 201 años y los países de Centroamérica salieron de un yugo para entrar en otro.
Si recordamos la historia, setenta años después, aproximadamente, los gobiernos dictatoriales hicieron alianzas con los países más poderosos para “venir a invertir a estas tierras”, muchos, a consecuencia de sus actos, han pagado con la pérdida de tierras o la cesión de estas a otras provincias, como el caso de Chiapas a México, o Tapachula, por citar algunos datos.
Algunos investigadores, y, en su defecto, también personajes de los pueblos originarios, dicen que la independencia es una farsa, no hubo cambios en nada, y, la verdad, viendo la historia como nos la cuentan, que, dicho sea de paso, quienes la cuentan son los vencedores, no los vencidos, llevan razón.
Aunque Centroamérica conmemora el 15 de septiembre como fecha del día de la independencia, si se independizó del yugo español. Debemos recordar que al año siguiente surge la anexión al imperio mexicano y, el 1 de julio de 1823, la separación con este haciendo efectiva la declaratoria oficial de las dos separaciones. Por ende, Centroamérica tiene dos fechas de independencia: una cuando se separó del yugo español y la otra, cuando se separó del imperio mexicano. Este es un tema que se debe estudiar a fondo.

Claudia Figueroa Correo: claudiafiguero@yahoo.com




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