Como bien dice el mito de Platón, que estamos viviendo en una cueva donde estamos atados de pies, manos y cabeza, al otro lado de nosotros se están proyectando imágenes que para nosotros forma la realidad. Pues, lo mismo está ocurriendo en el ámbito educativo.

La educación es un tema muy amplio. Se encuentran las corrientes de pensamiento que forjaron el sistema que se usa actualmente. Pero hay un detalle muy importante a destacar: por mucho que usemos el método socio – constructivista de acuerdo a las teorías de Piaget y Vigotsky, o las escuelas de Froebel, o la conductista, lo único cierto, es que el ser humano aprende imitando, y desde hace miles de años, tal vez millones que existe el hombre en la tierra, siempre ha sido así.

Actualmente, no podemos culpar al sistema educativo de las fallas de la sociedad. Son tres factores que influyen en ello: la familia, la escuela y la comunidad. Si uno de estos llegara a fallar, la columna y el capitel que sostiene el techo de tres partes se viene abajo. 

Cada país tiene un modelo educativo debido a su idiosincrasia, tipo de población, y crecimiento socio – económico. Pero el sistema educativo actual cumple a cabalidad su función. Pero, esta no es de formar seres humanos competentes, con pensamiento crítico, con visión para resolver los problemas que afectan a la ciudad. 

El sistema actual se ha encargado de formar lo que se llama “los tontos útiles”. Hombres sin criterio, opinión, afán de libertad o capacidad de discrepar, todo por seguir los lineamientos de un modelo socio – económico que nos está ahogando a todos. Y no es porque no tengan estudios, sino, porque el sistema educativo se ha encargado de minar el pensamiento crítico, la investigación, la lectura y obliga, en cierta medida, a los maestros a llenar las horas de clase solo en contenidos que tienen poca o nula relevancia.

Con esto no quiero decir que las matemáticas, la física, la química, la biología, la historia, las letras en general, no sean importantes, al contrario, lo son y muchísimo. Las letras son la base del pensamiento, son el medio por el que nos comunicamos en el momento histórico en el que vivimos, nos ponen orden el estudio de la lengua y la literatura nos enseña a pensar. Las matemáticas y las asignaturas científicas tienen su lugar, porque nos abre los ojos a la realidad en que vivimos. 

A los profesores nos han bajado de maestro a facilitador. En cierta medida lo somos, ya que el aprendizaje está basado en el estudiante o dicente que es el protagonista o actor principal del aprendizaje. Los profesores nos hemos estancado en el mundillo que hemos creado. Hemos dejado de enseñar para cumplir con las programaciones oficiales que dicen que tienes que terminar el material. Entonces ¿Qué se llevan los estudiantes? Solo un montón de datos que no saben cómo usarlos, más que aprenderlos para el examen que les hacen cada mes o dos meses para terminar de ser catalogados o etiquetados por un número. Las notas no reflejan nada, muchos genios de la historia eran pésimos en el colegio como Tolstoi, Dostoievski, Thomas Mann, Flaubert, García Márquez, Shakespeare o Cervantes.

Como diría una docente de la vieja escuela, solo vamos a la institución a llenar horas, ya que el contenido ya está hecho y sintetizado.

El trabajo del maestro, últimamente, consiste en controlar, depurar, adocenar, matar el pensamiento crítico y la creatividad que es tan importante para poder solucionar problemas o encontrar más de un remedio posible para evitar el conformismo, la apatía, el analfabetismo político. El uso excesivo de las TICS, ha hecho que los jóvenes de ahora pierdan el contacto con la naturaleza.

Cada cierto tiempo se hacen reformas al sistema educativo, a los planes de estudio. Pero hace falta una reforma educativa acorde a las necesidades de cada población, estrato social. Pero para que las reformas sean efectivas, la deben hacer los que estamos en el campo de batalla lidiando con una realidad que muchos políticos ven solo para tomarse la foto de campaña, una que sea acorde a la realidad e idiosincrasia de cada país y de cada individuo que llega a nuestras aulas.

Claudia Alexandra Figueroa Oberlin. correo: claudiafiguero@yahoo.com

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