Cuan duro puede ser para un niño, después de haber estado jugando en su casa en El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua o cualquier otro país de Latinoamérica,  encontrarse en una cárcel, en una celda  separados de sus padres, niños llorando, sin saber que pasa, sin saber por qué les tienen ahí, sin saber donde están sus padres, donde están sus amiguitos, donde quedaron todos esos buenos momentos que solían pasar con su familia.

Sin duda es algo desgarrador solo imaginarlo, ¿ pero quien tiene la culpa ? el Gobierno de Estados Unidos presidido por él magnate multimillonario Donald Trump ?, una persona que ha llegado a la presidencia  valiéndose de patrañas, mentiras, berrinches y a base de odio racial, odio que se trasmite a todas estas personas que llegan en busca de un mejor futuro, sin duda un ser con un corazón duro y una reputación,  personal y profesional cuestionable.

Pero no, no es el el problema, no podemos ver a este ser como un demonio terrenal, porque, si lo vemos desde un punto de vista más objetivo, ¿ que necesidad tendría la gente de emigrar hacia Estados Unidos como principal objetivo y después le siguen otros destinos como México, Canadá, Europa, Etc. ? sin duda alguna, las leyes de cada país están ahí para respetarlas, si bien es cierto que estas niñas y niños no tienen ninguna culpabilidad que sus padres les hayan llevado hasta ahí, no son culpables de nada,  tampoco sus padres, «posiblemente».

Si retroalimentamos los cuestionamientos anteriores ¿ quien tiene la culpa ? podríamos acusar al gobierno, a los que se roban el dinero, a los que usan los fondos públicos para vivir una vida de lujos, una vida ostentosa, un estilo de vida al que la mayoría de nosotros no podría llegar a optar. ¿ pero son realmente ellos los culpables ?,  la respuesta es simple «NO»,  y no es que defendamos la actitud de odio racial de Donald Trump,  o que estemos justificando a los políticos corruptos, la culpa no es de ellos.

En nuestro países nos hemos acostumbrado a elegir a los gobernantes ineptos, incapaces, ladrones, les hemos dado poder para que nos hundan cada vez más, nos han llegado a comprar con una foto al lado de ellos, con que te den la mano ( aunque después salgan a lavársela ), con una escoba, un cántaro, una camisa, una pupusa, una pieza de pollo, incluso por cinco dólares, los verdaderos culpables somos los que les damos el poder,  y esos somos todos los ciudadanos responsables de emitir el voto, pero es que el problema está ahí.

Pensamos que a un político le debemos dar el voto y olvidarnos del tema, y no es así, como ciudadanos de nuestro país debemos ver a quien elegimos y organizarnos como pueblo para estar vigilantes,  y en el momento que veamos que estos no están haciendo su trabajo,  sacarlos del poder, los empleados públicos son nuestros empleados, con nuestros impuestos ellos tienen un sueldo, así que ¿ por qué no exigirles que hagan lo que tienen que hacer ?.

Hemos estado muy cómodos durante mucho tiempo, viendo como nos hunden cada día más y más y no hemos hecho nada, puede parecer duro mirarlo desde ahí,  pero si  ponemos a pensar un momento, los verdaderos culpables somos nosotros, nos hemos dejado llevar por palabras bonitas y supuestas «buenas intenciones»,  pensamos que los políticos nos deben dirigir, si seguimos pensando esto nos vamos a seguir hundiendo nostros mismos, parece ser que ya nos estamos dando cuenta de esto;  pero para que veamos cambios reales debemos darle continuidad, manifestarnos y crear grupos organizados con la suficiente fuerza jurídica que pueda representar también los intereses del pueblo en los casos que se presenten, no nos acomodemos, organicemonos y defendamos nuestro derecho a no tener que salir corriendo de nuestra tierra, existe la capacidad,  no existe voluntad.

Por otra parte, al que haga bien su trabajo felicitarle, pero que eso no sirva para perdonar algo que haga mal, nos debemos desfanatizar para que podamos ver más claro y más objetivamente la realidad que estamos viviendo.

Al final lo de los cántaros y las escobas es un mensaje subliminal, si usted no lo entiende, analicelo.

 

Enrique M.

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