EL VALOR DE LA OPORTUNIDAD.

Una oportunidad es casi un instante efímero que surge en la vida de un individuo, tan efímera que, así como llega se va, tan efímera que solo vive en el recuerdo de la mente frustrada que no supo aprovecharla, tan efímera que a veces es inclusive imperceptible.
Una oportunidad, solo es valorada cuando va de la mano con el agradecimiento, pero dar gracias por lo poco o mucho que se tiene tristemente, no es una costumbre generalizada en una sociedad adicta al consumismo. Una sociedad que adolece de una penosa y crónica enfermedad llamada ¨inconformidad”; que se manifiesta con el deseo enfermizo por tener más, por comprar más, por pagar más y nunca es suficiente, por más bienes que se adquieran es imposible ser plenamente feliz, pues la felicidad es un bien intangible que no puede medirse en términos materiales.
La pandemia que se vive actualmente es muy cruel, pero a la vez aleccionadora, porque ha creado una importante pausa en la vida de las diferentes sociedades alrededor del mundo. Obligó al ser humano a sentarse por primera vez en mucho tiempo, ya que su ritmo acelerado de vida no le permitía valorar lo que realmente vale la pena, le enseñó a callar, a meditar, a cuestionarse sobre las cosas que son realmente importantes en la vida, el ser humano se dio cuenta por primera vez, que no puede comprarlo todo con una tarjeta, aunque ésta sea platinum.
De pronto, se descubrió que no todo tiene un precio y que a muchos se les escapó de las manos la oportunidad de vivir, pero de vivir a plenitud, un día a la vez. Ahora ya de nada sirve pues su oportunidad yace tres metros bajo tierra, nunca le dieron las gracias a la vida por esos pequeños detalles que la hacían verdaderamente sublime, detalles tan sublimes como el hecho de poder respirar con libertad y sin dolor.
A la humanidad se le olvidó agradecer por un abrazo sincero, por una tertulia con pan y café, junto a la compañía de buenos amigos, a la humanidad se le olvidó agradecer por los sabios consejos de los viejos al final de cada tarde de verano, en esas interminables pláticas sobre sus historias de juventud.
A la humanidad se le olvidó valorar y agradecer por la simpleza de la vida cotidiana, por la libertad de caminar libremente por la calle y de sentarse a platicar con un extraño en la banca de un parque, sin temor a contagiarse.
Sin embargo, hay muchos que aún no lo han entendido y en sus ansias de poder y ambiciones enfermizas, no se han enterado que la vida tal y como la hemos conocido, jamás volverá a ser la misma, que muchos están muriendo a diario y que ellos desde su posición de gobernantes pueden cambiar está triste realidad. Pero no les importa, pues jamás serán agradecidos con aquel masacrado pueblo que los llevó al poder y aún siguen creyendo inútilmente que la vida se puede comprar con dinero.

“Somos propensos a juzgar el éxito por el índice de nuestros salarios o el tamaño de nuestros automóviles, en lugar de por la calidad de nuestro servicio y la relación con la humanidad”
DrMartin Luther King.

Columnista: Luisa Maryel Toscana.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *