Pasadas las elecciones del 23 de julio de este 2023, ya con los ánimos menos enfervorizados, es momento de pensar a qué nos lleva el abstencionismo que tanto promueven algunos.
Desde hace unos años se extiende una idea entre una aparente bienintencionada minoría ciudadana y también por internet, sin que al parecer nadie aprecie la poca utilidad de la estrategia.
La idea consiste en que cada vez que haya elecciones ya sean municipales, autonómicas o generales, la ciudadanía se abstenga de ejercer su derecho a voto como forma de protesta contra el Sistema o el Régimen del 78.
En mi ánimo permanente de ayudar al lector a reflexionar, le pregunto al que así piense: ¿Les ha servido a los venezolanos abstenerse para expulsar al chavismo del poder?
Según la oposición a la dictadura comunista en la que está sumida Venezuela, el 80% de los venezolanos se abstienen de ir a votar. ¿Ha cambiado algo allí?
¿Por qué iba a cambiar algo en España la abstención del voto?
Como protesta filosófica está muy bien pues filosóficamente se deslegitima al Sistema, pero la filosofía no va a impedir que sigan en el poder los mismos que están, ni que te encierren ilegalmente en casa o que te obliguen a inyectarte un producto génico experimental de ARNm bajo coacción o exclusión social. Por tanto, ¿de qué sirve abstenerse?
En España al igual que en la Venezuela presa del comunismo, no votando no se arregla absolutamente nada. Los problemas se arreglan enfrentándolos, no abrazando árboles o esperando que venga un mesías o que suceda algo que solucione los problemas mágicamente y sin ocasionar perjuicio a nadie. Eso sólo ocurre en las películas que ya sabemos quiénes las financian y/o producen para generar esa idílica idea en los más inocentes.
Habrá pues quien se pregunte ¿qué solución hay entonces?
Dada la censura que existe hoy en día y la persecución que ejercen los poderes judiciales y legislativos sobre los auténticos disidentes, las soluciones han de ser propuestas con sumo cuidado de no incurrir en algo que el Sistema pueda tipificar como delito.
Recuerdo que en una charla gratuita y altruista que impartí sobre el “Reverso Tenebroso de la Agenda 2030”, al final tras la exposición de varias soluciones, unos miembros de una organización que ha adquirido relevancia se puso en contacto conmigo. Posteriormente en una reunión con algunos de sus representantes, expuse, entre continuas interrupciones, muy claramente qué es lo que en mi opinión hay que hacer y cómo llevarlo a cabo. La respuesta, entre aspavientos groseros, de la persona que se erigió como representante del grupo no pudo ser más descorazonadora: “bueno, la propuesta de Cipriano la dejamos en la recámara”. Y nadie piense que era una solución violenta, aunque -como es obvio- esa solución en una sociedad siempre está en la recámara.
Hace ya más de un año de este suceso, para cuando quieran, si es que quieren, poner en práctica mi sugerencia ya estaremos todos recibiendo una cita médica vía SMS o una Identidad Digital de la que no se podrá escapar.
Todo lo que no implique una organización, que pudiera ser incluso política, es perder el tiempo. Y la organización, si es política, tampoco puede basarse en dejar los escaños en blanco a modo de protesta. La organización debe ser activa: promoviendo talleres gratuitos de información, fijando objetivos mensuales, aumentando el número de defensores de la libertad y de los derechos, etc.
Mientras los que tienen influencia piensen en el dinero, mientras los que tienen poder de convocatoria no convoquen a la gente y mientras se nos cierre las puertas en organizaciones supuestamente disidentes a los que queremos hacer algo de verdad, los globalistas seguirán como hasta ahora: ¡pletóricos!
Sólo hay que ver cómo se muestran en sus reuniones en Davos, G20, G7, OTAN, ONU, OMS y demás. ¿Cómo no van a estar pletóricos si lo que se propone es abstenerse en unas elecciones? ¿De verdad se puede considerar el abstencionismo como una propuesta seria?
Si incluso se alcanzase en España el nivel de abstención de Venezuela, los políticos serían capaces de salir a la tribuna para decirnos que la ciudadanía no ha entendido su mensaje. Por lo tanto, no podemos decir otra cosa que “NO AL ABSTENCIONISMO”.
La idea en sí misma denota una inocencia supina del pensamiento típico de muchas personas que miran y gritan al cielo alzando el puño esperando una respuesta justa del karma o del universo.
¡Alerta a los pensamientos procedentes del marxismo moderno! Sumo cuidado, pues incluso algunos de los que se han desintoxicado de tal maléfica ideología y ahora se dicen liberales caen en este engaño. Miren el ejemplo más claro de Jiménez Losantos, muy liberal y valiente luchador contra Zapatero y el PSOE, pero cayó en el juego criminal del pasaporte bolchevique y la vacuna obligatoria.
Muchas personas, incluidos conocidos youtubers y supuestos disidentes con influencia, están promoviendo el abstencionismo. No caigamos en falsas esperanzas, ilusiones ficticias o soluciones fantasmas.
Seamos sensatos y centrémonos en realizar acciones que tengan un verdadero efecto a favor de la defensa de nuestra libertad y de nuestros derechos.
Una opción alternativa a la abstención sería votar a partidos patriotas que defienden lo nacional o que a ser posible no tengan atisbos de corrientes o ideas globalistas.
Cipriano Silva Camarzana
22/09/2023

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