Tendencia Revolucionaria de El Salvador lanza comunicado.

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Luego de algún tiempo de silencio mediático de uno de los tanques de pensamiento más dinámicos y coherentes de El Salvador; exponen en un profundo documento la posición del análisis del contexto actual.

La Tendencia Revolucionaria de El Salvador posee colectivos dentro y fuera del país, en esta ocasión, el colectivo de Canadá tomó la delantera en sentar el planteamiento de coyuntura.

La TR, como ha sido conocida desde su surgimiento al inicio de la década de los 90s, sigue siendo una fuerza social en crecimiento en las capas de la sociedad; y se sabe que desde su aparición en la vida política del país, han mantenido posturas claramente anticapitalista y anti-imperialista, en la defensa del medioambiente, del agua como recurso universal, de la educación digna, y muchos temas de gran importancia para El Salvador.

Frente a la fase de transición del nuevo gobierno, del fenómeno social Nuevas Ideas, del personaje que arropa a Nayib Bukele, se manifiestan con posiciones firmes.

Nuestro periódico tubo acceso al  comunicado completo.

Apuntes sobre la coyuntura actual, para la discusión y aportes.

  En El Salvador, a partir de la contundente derrota de las candidaturas partidarias del tres de febrero pasado, se ha abierto un nuevo escenario político muy complejo y muy particular que necesita de nuestros mejores esfuerzos políticos y teóricos para su comprensión y análisis, ya que solo entendiendo el fenómeno podremos tomar posición con el menor riesgo de equivocarnos.

 Un primer aspecto a tener en cuenta es que a nivel planetario no hemos visto una nueva propuesta de socialismo más o menos integral y viable que pueda ser asumido como referencia teórica para intentar caminar por allí y hacia allí.

 Lo mas relevante a nivel planetario, no es como hace medio siglo, cuando dos modelos de sociedad se disputaban la hegemonía global. Hoy lo que está a la orden del día es la disputa entre dos grandes potencias capitalistas, en la cual, una, China está desafiando con bastante éxito, el dominio estadounidense.

 En estas circunstancias no podemos atribuirle al presidente electo Nayib Bukele, ninguna posibilidad de horizonte más allá de los límites del sistema, entre otras razones por la inexistencia, en el actual momento histórico, de ninguna otra experiencia que apunte hacia otra formación política económica.

  Estos días se han desatado algunas turbulencias a propósito de ciertos acontecimientos y declaraciones, o mejor dicho, Twitter, del presidente electo.

 Considerando los acontecimientos trascendidos o conocidos hasta ahora, nos parece que podemos estar asistiendo a la primera crisis post electoral en el agrupamiento de Nayib y quienes lo rodean.

 Esta es una situación normal y previsible al interior de un agrupamiento cuya organicidad es casi inexistente, pero que mostró mucha habilidad para sortear todos los obstáculos que tuvo que enfrentar para llegar hasta donde está, pero que seguramente no tenían mucha idea del nuevo escenario al que arribarían después del 3 de febrero.

 Es innegable que algunos movimientos y acciones del presidente electo,  posteriores al 3 de febrero no han dejado de ser erráticos, por ejemplo el desenlace del caso Chicas, la amenaza a la dirección de la policía para que liberara a los jóvenes capturados en ocasión de la protesta en contra de la privatización del agua, el manejo del proceso de transición y transmisión del mando y otros asuntos puntuales, lo cual revela las dificultades que está teniendo para manejarse adecuadamente en el nuevo momento del proceso.

  La situación es entendible; precisamente tiene que ver con el paso del discurso a los hechos, de las promesas a su realización y de la apuesta, al cómo, con quiénes y con qué recursos.

  En el tema del con quienes parece ser que es donde ha surgido la primera crisis: hay muchos personajes, algunos de ellos con poder económico, que sin duda tienen en la cabeza la idea de que deben ser incluidos y esperaban que esa inclusión fuese pronta, casi inmediata después del 3 de febrero y en la medida en que ni siquiera han sido llamados a conversar con el presidente electo han comenzado a desesperarse y, a lo mejor, a moverse en el espacio más abierto y accesible como es el movimiento nuevas ideas, para, desde allí fortalecer su pretensión de lograr adquirir un espacio en el futuro gobierno.

 Y es que resulta que, como el mismo Nayib ha dicho, ese movimiento no le pertenece a él, sino al pueblo. De esa forma, ese espacio debe ser un campo de batalla en el que se mueven muchos intereses e interesados de todo tipo, desde gente honrada y bien intencionada hasta oportunistas de diversos orígenes y pelajes.

  Nuevas ideas en este momento debe estar siendo visto por mucha gente como el ámbito privilegiado para construir una de acumulación de fuerza y la necesaria correlación para acceder al gobierno. Dicho de otra forma: los que creen que algo hicieron o en realidad algo hicieron no siempre actuaron sin pensar en obtener algo a cambio.

 En el caso del partido GANA, al parecer la cosa ha estado clara: ellos prestaban el partido y a cambio recibían la deuda política, ni más ni menos. Pero el conflicto ahora parece haber estallado entre los que se sienten parte de nuevas ideas y que han venido identificándose como miembros, o que seguramente apoyaron en la campaña con recursos económicos y de otro tipo, desde fuera del movimiento, o al menos, sin identificarse públicamente.

  Para muchos de estos personajes, en la medida en que pasa el tiempo y no tienen nada en las manos, ni siquiera saben si serán tomados en cuenta o no en el futuro gobierno, sin duda crece la incertidumbre y surgen descontentos, en particular cuando se enteran que son los familiares cercanos al presidente electo los que están asumiendo importantes responsabilidades en lo relacionado a la selección de personas para el gabinete.

 Lo que ha salido a la luz debe ser apenas la punta del iceberg. No cabe duda alguna que la atmósfera que se respira en el agrupamiento del presidente es tensa y a lo mejor hasta inmanejable. Puede ser incluso hasta peligrosa; son los riesgos de un proceso inédito de derrota del viejo poder oligárquico que aún no logra construir la correlación necesaria, o sea, las alianzas y los acuerdos políticos básicos para que el proyecto de modernización del país pueda abrirse paso.

 La cosa empeora cuando aparecen otros individuos, en responsabilidades importantes o cercanos al presidente electo, prácticamente desde las sombras y no siempre con las credenciales esperables en el marco del discurso de campaña.

 En estos momentos es cuando la necesidad de tener un partido que apoye en la organización de la gobernabilidad se hace sentir. Lo que está en juego es la viabilidad de un presidente sin partido, sin un grupo de poder económico claramente identificable que lo respalde, sino más bien asentado en un clan familiar.

  Entonces, todos los que se regocijan (y son muchos) de las fallas y debilidades que a todas luces se están observando en el proceder del presidente electo, seguramente están deseando su fracaso para demostrar “que siempre han tenido la razón”, que “el proyecto de Nayib es inviable”, etc.

 Gente que piensa así hay por todos lados y en todos partes. Así como había tantos negándose a aceptar que podía suceder lo que sucedió, antes del 3 de febrero.

 Es importante, también ubicar el momento que vivimos en una perspectiva histórica: La victoria de Nayib fue también la derrota del grupo oligárquico más primitivo, el de los dueños de arena, los que impusieron a Interiano como presidente del COENA y a Calleja como candidato presidencial.

 El fracaso de Nayib, si es que sucede, será otra victoria de aquellos que han considerado al país, como su propia finca, como lo pensaban sus ancestros, los encomenderos de la época de la colonia!!!

 En este propósito encontrarán en el frente y arena dos grandes aliados: es que ambos partidos necesitan que Nayib fracase para sobrevivir. Para ellos es cuestión de vida o de muerte. Saben que, si el nuevo gobierno tiene éxito, ambos institutos políticos estarán condenados a desaparecer.

 A estas alturas, los grandes empresarios con mentalidad más atrasada deben estar trabajando arduamente para lograr poner a su servicio al presidente electo. Si eso les fracasa, buscarán desestabilizarlo y hacerlo fracasar como han hecho en reiteradas ocasiones a lo largo de la historia.

 Esto recuerda los acontecimientos que rodearon el descalabro del golpe reformista de 1979. Hubo quienes desde posiciones de izquierda hicieron todo lo posible para que ese proyecto fracasara, pensando en que era nada más que una maniobra, una farsa del imperialismo norteamericano.

 No es para nada seguro que esta vez el proyecto reformista pueda salir bien librado. A lo mejor y volverá a repetirse la historia, que los grupos empresariales más atrasados logren imponerse como en repetidas ocasiones lo han hecho a lo largo de la historia.

 Del lado de quienes pueden a estas alturas considerarse a sí mismos como “revolucionarios” se encuentran en una disyuntiva: ponerse a favor de quienes necesitan que Bukele fracase o apoyarlo, lo cual significa estar a favor del proyecto reformista de modernización capitalista, que entendemos, el presidente electo, pretende impulsar, aunque no se haya pronunciado claramente al respecto.

 Lo más cómodo políticamente y además, más revolucionario es acusar a Nayib de ser “parte de un proyecto imperialista”, “agente de la embajada estadounidense” y “del capital transnacional”.

  En síntesis, el escenario para el presidente electo se parece mucho al escenario electoral, los adversarios son la inmensa mayoría de fuerzas políticas y económicas defensoras del actual orden de cosas, con el agravante de que comienzan a abrirse grietas en su propio agrupamiento.

 Ante esta situación, no cabe duda que las inmensas mayorías del país, los jóvenes, los trabajadores, los sectores medios, la intelectualidad, los empresarios progresistas y todas las personas que apostaron con su apoyo y su voto para derrotar a los partidos y fuerzas responsables de que el país se encuentre en esta profunda crisis, debemos aprovechar este momento histórico en que las fuerzas más conservadoras han sido severamente golpeadas, para fortalecer nuestras organizaciones y apoyar todas aquellas acciones del futuro gobierno que vayan en la dirección de propiciar condiciones de vida digna para toda la población y llevar hacia adelante el país.

 Tendencia Revolucionaria de El Salvador (Colectivo de Toronto Canadá)

 Abril 2019.

 

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