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La minería metálica nunca ha beneficiado al pueblo, sino, solamente a los ricos de turno a lo largo de toda la historia latinoamericana, así como también la del continente africano, cuna de los diamantes y siempre famélico y moribundo.
A Eduardo Galeano deberían de hacerle un monumento en la capital de cada país latinoamericano, pues en su libro LAS VENAS ABIERTAS DE AMERICA LATINA hizo una radiografía precisa de lo que significa para los pueblos de América tener un subsuelo rico en minerales. Para el presidente de El Salvador Nayib Bukele es «una bendición de Dios», mientras que para Galeano es «una maldición».
La historia nos enseña que en época colonial, era más cruel la esclavitud cuanto más era rico el subsuelo en oro y plata y, fue gracias a esos minerales extraídos en América y Africa que los europeos pudieron financiar la revolución industrial y convertirse en las potencias económicas que ahora son.
Cuando la esclavitud fue abolida continuó la explotación en forma moderna, empobreciendo y contaminando la tierra con la complicidad de los gobernantes locales, siempre ávidos de obtener las regalías de las grandes transnacionales del primer mundo, que concentran las riquezas en esos países que a menudo admiramos sin concluir que su riqueza es a causa de nuestra pobreza y viceversa.
Todos reconocemos que Bukele ha hecho una labor impresionante en tema de seguridad y por ello el pueblo salvadoreño le será siempre grato, sin embargo nuestro voto no debe ser incondicional, pues la política no es estática sino dinámica y cambian las condiciones así como cambian también las personas y, creo que cuando Bukele pidió al pueblo levantar la mano y jurar que le darían su apoyo incondicional ante cualquier decisión del gobierno, nos vio como niños ingenuos o como adultos estúpidos, como si no fuéramos dignos de tener un pensamiento crítico.
Ahora estamos siendo testigos de cómo la clase política evoluciona y cambia bandera con tanta facilidad, sin sentir pudor de contradecirse a sí mismos con tal de beneficiarse en términos económicos, sin importar que la población y la naturaleza paguen un alto precio por su bonanza.
Para el presidente Bukele y sus empleados en la asamblea legislativa ya no es prioridad el medio ambiente, ya no importa contaminar los mantos acuíferos con mercurio, cianuro, arsénico y otras sustancias altamente nocivas y mortales para la vida de flora y fauna, ya no es importante que muchos pobladores sean desalojados de las tierras que serán destinadas a las excavaciones y donde antes hubo vida veremos solo gigantescos cráteres en aras del mal llamado progreso. La decisión de reactivar la ley para la explotación de la minería metálica marca un antes y un después en la imagen que el pueblo salvadoreño tiene del presidente.
Creo que Bukele ha hecho un gran favor a los minúsculos partidos de la oposición, pues ARENA y el FMLN parecían dos cadáveres andando y estaban destinados a desaparecer, sin embargo ahora tienen por lo menos la esperanza de resurgir, ante la amenaza que el presidente representa para el pueblo y, probablemente en las próximas elecciones tengan mayor participación en la asamblea, no porque se lo merezcan sino porque Bukele y sus discípulos han demostrado de no ser dignos de tanta confianza popular y así mismo de representar un gran peligro.
Ahora es el momento en el cual, cada uno debe correr a su trinchera y hacer oposición, pues como decía Dagoberto Gutierrez la patria es del pueblo, los ricos no tienen patria pues en cualquier momento se pueden ir a vivir a un país de primer mundo, pero el pueblo necesita siempre el bosque, necesita siempre el río, criar sus animales, conservar la salud pues no cuenta con dinero para hospitales ni medicamentos.
El presidente y sus diputados han subestimado al pueblo, pues si bien es cierto que cuenta con millares de fanáticos, también es cierto que por lo general ya no somos tan tontos, debido a que ahora contamos con más acceso a la información y la mentira tiene cada vez las piernas más cortas, mientras que antes teníamos que conformarnos con lo que nos decía LA PRENSA GRAFICA o EL DIARIO DE HOY.
ALEJANDRO LOPEZ VALDOR
Escritor de la diáspora salvadoreña en Milán.