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Por Cristóbal Chávez.
Me disculpo por el retraso de este artículo, en primera estaba planeado para salir el 1ro de
septiembre para abrir el mes cívico, luego por algunos sucesos se hicieron cambios y se programó
salir para el final del mes y cerrar así nuestro mes patrio, pero en un país tan pequeño donde a
diario por no decir qué hora en El Salvador se generan noticias, noticias que muchas veces
no son publicadas, nos replanteamos todo este artículo, después de lo aclarado, continuemos.
El Salvador hace un par de semanas acaba de cerrar su mes cívico, mes conmemorativo de la
Independencia de la Corona, ¿pero somos independientes? Nos quitamos un yugo foráneo, pero, y
que pasa con el encadenamiento invisible interno y el destierro casi forzado para que el engranaje
nacional no pare, para que un sistema maligno siga sangrando la base social más sufrida, olvidada
y estigmatizada.
Celebrar una independencia sería un evento alegre, que nos llene de un tremendo orgullo, pero
lejos de eso habemos unos pocos miles que decimos un año más del mismo discurso de los
mismos esfuerzos sin frutos palpables y sustanciales
Nuestro yugo ahora es una canasta básica casi inalcanzable para un buen sector de la población,
una migración que dejó la campiña salvadoreña, esa «tierra que nos sustenta» esa «familia que
amamos» por buscar salarios nuevos en otros territorios, que vemos nuestros esfuerzos dejar las
cuentas de banco del norte, de Europa y cada 8, 15 días o al mes dictamos o digitamos una clave
de retiro para los que dejamos allá.
¿Y a donde se va ese esfuerzo? Siempre y como siempre, a la gran empresa, a ese gran capital que
gozan del mercantilismo para crecer a costa de la masa social desprotegida.
Estamos esclavizados y divididos por discursos programáticos que distorsionan una realidad que
vende un placebo para unos y una amarga realidad para otros
Hace tiempos me reía del expresidente hondureño Juan Orlando Hernández por decir en un
evento público «La Honduras de aquí, la Honduras de allá» pero ahora creo que puedo entender lo
que quiso decir sin darse cuenta.
Tenemos 2 El Salvador, tenemos un El Salvador en vitrina como producto fresco de tienda de barrio
rico donde se ve todo ordenado, la vitrina limpia, el piso barrido y todos los productos en su lugar
correcto, también tenemos ese otro El Salvador, ese que se parece más a un deshuesadero de
mecánica, donde vemos piezas sucias, unas inservibles, todo desordenado y sucio pero que en
medio de todo ese caos de tornillos y otras piezas, hay una que otra que funciona.
Pero para reparar ese carro viejo no solo se necesita una que otra pieza buena, se necesita herramientas
(salud, educación, conectividad vial, certeza y estabilidad jurídica etc.) con las herramientas
adecuadas y esas pocas piezas buenas del deshuesadero podemos mantener en funcionamiento.
¿Por qué este ejemplo?
El «presidente» en el mismo mes de septiembre anuncia la presentación del presupuesto que será
autofinanciado, algo que para los que sabemos medianamente cómo funcionan las finanzas
públicas nos damos cuenta que es una mentira o una jugada audaz, ahí es donde se aplica el
producto de vitrina qué es solo una muestra de un producto apetecible pero que esconde esa
realidad cotidiana de muchos, yo, yo me quedo con El Salvador deshuesado ese que estoy
consiente que en medio de tanto desorden hay piezas que valen la pena y que hay que buscar y
luchar por las herramientas
El FMI está a poco (solo falta firmar) de ponernos una soga perpetua que traerá caristia a nuestros
ya golpeados hogares.
Con una incertidumbre laboral para muchos, con una angustia interminable para todos los que no
tienen una fuente de ingreso fijo y constante, que se despiertan con retos a diario, donde ser de
origen sencillo y humilde, ¿ser de barrio o colonia popular es sinónimo de “presunto delincuente”
donde en los últimos días vimos cateos en instituciones públicas de educación (cosa que aplaudo y
apoyo) pero las academias y colegios privados gozan de seguridad o impunidad? ¿En los centros
privados, solo estudian ángeles?
Soy hijo del sistema público de educación, tuve compañeros problemáticos, pero no delincuentes.
¡Que sueño el mío que lograremos la independencia de la justicia parcializada y que se aplique la
ley a pobres y ricos, que al rico le dejen de explicar la ley y que al pobre se la dejen de aplicar solo
por no saber leer!
Cristóbal Chávez. (analista y colaborador de el periódico El Emporio Digital).